Clústeres Alimentarios Metropolitanos

Los Clústeres Alimentarios Metropolitanos (MFC) se han desarrollado desde la década de 2000, fundamentados en una investigación profunda del sistema agroalimentario del noroeste de Europa. Al aplicar este concepto, seguimos seis principios fundamentales.

  1. Co-diseño integrado de "hardware", "orgware" y "software": Esto implica el diseño coordinado de tecnologías de producción y procesamiento, sistemas logísticos, infraestructura y disposición espacial (hardware); la colaboración y el modelo de cooperación entre institutos de conocimiento, empresas y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales (orgware); y el desarrollo de estrategias de conocimiento, educación, innovación y comunicación (software).
  2. Incrementar la eficiencia en el uso de recursos para producir más con menos: Utilizar tecnologías modernas y orientadas a la eficiencia en la producción, procesamiento y distribución para maximizar la productividad mientras se minimiza el uso de tierra y otros recursos, como energía, agua, minerales y capacidad humana.
  3. Integración vertical de la granja a la mesa: Agrupar diferentes etapas de la cadena de suministro (insumos, producción, procesamiento y distribución) para reducir los costos de transporte y transacción, controlar riesgos de bioseguridad, mejorar la capacidad de respuesta del mercado y asegurar una distribución equitativa del valor a lo largo de la cadena.
  4. Integración horizontal: Integrar múltiples cadenas de suministro verticales (por ejemplo, producción vegetal y animal) para crear una simbiosis industrial que retenga el valor de los subproductos y reduzca los desechos y emisiones.
  5. Agro-logística inteligente: Garantizar el transporte eficiente de productos frescos entre oferta y demanda mediante la creación de múltiples redes interconectadas dentro de los clústeres alimentarios y entre estos, minoristas, consumidores y proveedores de materias primas. Esto también incluye una red de comunicación sólida que vincule a todos los actores del sistema, como consumidores, productores y proveedores de servicios.
  6. Planificación espacial integrada: Optimizar el uso del suelo mejorando la productividad de áreas de alto rendimiento y adaptando las áreas de bajo rendimiento a otras funciones. Este enfoque reduce la tierra requerida para la agricultura y la producción de alimentos, liberando espacio para usos como agua, recreación, producción de energía verde y biodiversidad.